KEFTA (MARAVILLOSAS ALBÓNDIGAS) CON TENTACIÓN DE JANSSON


Ingredientes: Para 4 personas

1 cebolla roja pequeña pelada y en rodajas finas

2 puñados de tomates cereza, en mitades
el zumo de medio limón
aceite de oliva
yogur grriego, para servir
harissa para servir

Para los keftas:

500 grs de carne de ternera picada
1 cebolla pequeña roja pelada y picada fina
1 cucharadita de comino molido
1 cucharadita de cilantro molido
1 cucharadita de pimentón
1 trozo de jengibre del tamaño de medio pulgar y
rallado fino
un manojo de cilantro fresco picado fino
sal y pimienta negra

Elaboración:

Echamos todos los ingredientes de los keftas en un cuenco grande y lo sazonamos generosamente con sal y pimienta. Lo amasamos todo con las manos limpias estrujándolo hasta que esté bien mezclado. Dividimos el preparado en cuartos y luego dividimos cada cuarto en 5 albóndigas. Las ponemos en una bandeja, las cubrimos con film transparente y las metemos en el frigorífico por los menos durante 30 minutos.

Echamos la cebolla roja en rodajitas y los tomates cereza partidos por la mitad en una ensaladera pequeña. Vertemos por encima zumo de limón y, el doble de aceite de oliva y revolvemos todo junto para que se aliñe bien. Sazonamos con sal y pimienta y reservamos a un lado.

Regamos los keftas con un poco de aceite de oliva. Tanto si los vamos a hacer en la barbacoa como en la sartén los damos vuelta de vez en cuando durante 6 o 7 minutos hasta que estén cocidos por el centro y bien churruscaditos.

Echamos unas cucharadas de yogur y de harissa, mezclamos y servimos junto con las keftas y la ensalada de tomatitos.




YO LO ACOMPAÑÉ ADEMAS DE UNA RECETA QUE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN EL NOMBRE
"LA TENTACIÓN DE JANSSON" Y QUE PASO A COMPARTIR AQUÍ.

Ingredientes: Para 6 personas

1 kg de patatas peladas
4 dientes de ajo
2 cebollas pequeñas peladas y en rodajas finas
1 lata de 50 grs de anchoas escurridas y picadas muy finas
40 grs de mantequilla, más un poco para engrasar
un manojito de tomillo fresco solo las hojas
                                                                ralladura de limón
                                                                sal y pimienta negra
                                                                300 ml de nata muy espesa
                                                                300 ml de leche
                                                                50 grs de pan rallado

Elaboración:

Precalentamos el horno a 200º. Con  la hoja de paso más grueso de un rallador rallamos las patatas sobre un colador amplio y grande, y con las manos las estrujamos y exprimimos para extraer todo el jugo que podamos.

Calentamos un chorro de aceite de oliva en una sartén amplia y grande a fuego vivo. Mientras se va calentando, pelamos los dientes de ajo y cortamos 3 de ellos en láminas finas y los echamos en la sartén junto con las cebollas en rodajas. Bajamos el fuego a más bien suave y sofreímos  todo durante 4 o 5 minutos, hasta que la cebolla se haya caramelizado pero no adquirido color. Echamos las anchoas y removemos todo durante 1 minuto más o menos. Retiramos la sartén del fuego y reservamos.

Mientras tanto aplastamos con el revés de la hoja de un cuchillo el diente de ajo que nos queda y frotamos el fondo y las paredes de una fuente de horno de porcelana o barro de unos 22x28 cm. y luego engrasamos con mantequilla. Extendemos en el fondo de la fuente la mitad de las patatas ralladas, repartimos por encima la mezcla de cebolla, la mitad de las hojas de tomillo y la mitad de la ralladura de limón. Sazonamos con sal y pimienta. Cubrimos con el resto de las patatas, extendiéndolas en una capa uniforme y lisa, y cubrimos con la nata y la leche.

Echamos el pan rallado en un cuenco con el resto de las hojas de tomillo y de ralladura de limón, una pizca de sal y pimienta, Removemos todo junto y lo repartimos sobre las patatas. Ponemos la mantequilla en trocitos por encima y cocemos en el horno durante 40 o 45 minutos poniendo una fuente sobre la rejilla del horno y debajo de la fuente para recoger las salpicaduras que saltarán cuando empiece a burbujear, y hasta que esté crujiente, dorado y apetitoso.


Parece ser que este es un plato sueco muy popular que lo mismo se sirve como un picoteo nocturno de última hora que como parte de una comida más abundante.
Se puede comer solo tal cual, pero creo que es un acompañamiento magnífico para cualquier plato de carne.

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