Lavamos la berenjena y la cortamos en rodajas. Las extendemos en una fuente, añadimos un poco de sal y las dejamos reposar unos minutos para que suden y pierdan el amargor. A continuación secamos la berenjena con papel de cocina.

Ponemos un chorrito de aceite en una sartén y cuando esté caliente, freímos las rodajas de berenjena por los dos lados. Sazonamos y cuando estén doradas, las retiramos a un plato y reservamos. (también se pueden hacer en el horno o en la misma sartén pero sin freír. Haciéndolas a la plancha. Cogerán menos aceite)

Ponemos el azúcar moreno en un molde redondo de unos 22 cm (si es desmontable más fácil será luego para sacarlo) apto para horno y la esparcimos por el fondo. Agregamos una ramita de romero, los piñones, el ajo picado y los tomates secos. Cubrimos toda la superficie con las rodajas de la berenjena.

Tapamos todo con el hojaldre, metiendo los bordes hacia abajo.